Cómo entender las estrategias del BCE y la Fed


Por Luis Palma Cané
La Nación 9 de octubre 2010

En el día de anteayer, la autoridad monetaria de la Euroárea -el Banco Central Europeo- mantuvo su tasa de referencia en el mínimo histórico del 1%, vigente desde mayo 2009.

Más allá de esta decisión, a través del Informe Oficial de su Consejo se advierte que la entidad no ha modificado en nada su férrea posición respecto a la estrategia monetaria a seguir para asegurar la recuperación.

La misma consiste en aplicar el "dogma" que sostiene que la condición necesaria para encauzar el crecimiento es primero lograr la estabilidad fiscal. Este supuesto parte de la base de que la confianza familiar y empresarial sólo se recompondrá una vez superados los actuales déficits fiscales, y que será recién a partir de allí que dichos agentes económicos comenzarán a consumir e invertir; generándose, entonces, el comienzo de un circulo virtuoso de crecimiento.

Por su parte, la posición de EE.UU. es la opuesta. En efecto, en este caso, el enfoque consiste en que para consolidar la recuperación es necesario mantener las políticas activas fiscales todo el tiempo que sea necesario; aunque dicho curso de acción signifique aumentar transitoriamente el déficit.

Puesto en términos prácticos, en el corto plazo el BCE exige a sus países miembros que lleven a cabo fuertes ajustes fiscales: reducciones del gasto público y aumento de impuestos. En la posición contraria, la autoridades norteamericanas mantienen sus políticas de estímulo, dejando la solución del déficit fiscal para el mediano plazo; o sea para cuando la economía ya se encuentre en su sendero de crecimiento potencial (2,5% / 3,0%).

Sin embargo, debe aclarase que esta estrategia no significa que las autoridades del país del Norte dejen de lado el problema de los desequilibrios fiscales, sino que -por el contrario- posponen su solución para el período del ciclo expansivo. A este respecto basta mencionar que dichas autoridades ya han presentado un esquema de reducciones cuantitativas del desequilibrio actual (del orden del 10% del PBI) a ser implementado durante el período 2012-2020.

Ahora bien. ¿Cuál es la posición correcta? Si bien las economías y las estructuras políticas son significativamente diferentes, parece más adecuada la estrategia de EE.UU. La apuesta de la Euroárea -en el sentido que el ajuste fiscal conducirá a restaurar la confianza y, a posteriori, a generar crecimiento- es, como mínimo, de alto riesgo.

En efecto, en el corto plazo es altamente probable que dichos ajustes - congelación de salarios, reducción de beneficios sociales, cancelación de obra pública y aumentos de impuestos, entre otros- desaceleren el crecimiento y generen disturbios sociales.
Dicho de otro modo, dado este probable escenario de ralentización de la expansión y aumento del descontento social: ¿será posible restaurar la confianza o, por el contrario, esta negativa combinación no hará más que provocar un nuevo ciclo negativo?

En cuanto a la estrategia de EE.UU., todo indica que mantener los estímulos hasta asegurarse el comienzo del ciclo expansivo es correcto; sin que esto, lógicamente, signifique un absurdo descontrol fiscal. Sin embargo, no todo es un camino de rosas: el peligro de esta estrategia es que el déficit no pueda financiarse y conduzca a una inflación que aborte el proceso hacia el crecimiento.

En síntesis, nos enfrentamos a dos estrategias claramente diferentes para consolidar la recuperación. Europa da prioridad al equilibrio fiscal, habiendo entrado ya en la etapa del retiro gradual de los incentivos. Por el contrario, EE.UU. mantiene los estímulos macroeconómicos; dejando para el mediano plazo el ajuste fiscal.

Si bien ambas estrategias pueden tener éxito en consolidar la recuperación, en nuestra opinión EE.UU. lo logrará más rápidamente y con menores costos políticos. A este respecto, ¿hasta cuándo las autoridades europeas podrán contener los actuales disturbios sociales (Grecia, España, Inglaterra, Portugal, entre otros) sin flexibilizar los ajustes y/o retomar -aunque sea gradual y muy lentamente- los estímulos fiscales actualmente dejados de lado.





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