Las burbujas

Serio, pero no solemne / Por Juan Carlos de Pablo - La Nación - 18/07/10

Las burbujas aparecen y ¡todavía sorprenden!

Hace muchos años que estos fenómenos económicos siguen atrapando incautos, dicen Richebacher y Kindleberger

¿El aumento del precio de los inmuebles es signo de "burbuja" o tiene fundamentos reales? ¿Cómo distinguir entre una brillante oportunidad de inversión, una burbuja y una estafa? ¿Por qué, cuatro siglos más tarde de la primera burbuja conocida, continúa habiendo incautos?

Interesado en responder estos interrogantes, entrevisté al norteamericano Charles Poor Kindleberger (1910-2003), profesor en el MIT, autor de Economía internacional, un libro de texto muy utilizado por un par de generaciones de economistas -que escribió para costear la educación de sus hijos-, y también autor de Manías, pánicos y crashes: una historia de las crisis financieras , y al alemán Kurt Richebacher (1918-2007), quien durante un cuarto de siglo editó una Carta alertando contra las burbujas , y de quien Paul Volcker dijo: "A veces pienso que el trabajo del titular de la Fed consiste en probar que Richebacher está equivocado".

- La burbuja se ilustra con el caso de los arenques...

Kindleberger: -Que dice lo siguiente: el señor A le vende a B un cajón de arenques que está en el puerto. A la semana siguiente, B se los revende al doble a C. Varios meses después, Y pretende vendérselos a Z a 100 veces el precio que había pagado B. Pero Z insiste en verlos, antes de comprar. Cuando abre el cajón, encuentra que están podridos. Entonces, lo llama a X y le dice: "Los arenques están podridos; no se pueden comer". Es entonces cuando recibe la siguiente respuesta: "¡No son para comer! ¡Son para vender!".

-Cuando somos chicos, hacemos burbujas con agua y jabón, y miramos cómo terminan explotando. ¿Por qué, cuando somos grandes, creemos que no va a ocurrir?

Richebacher: -Algunos creen eso. Otros, que zafarán antes de la explosión. Estos últimos compran porque piensan que serán los penúltimos idiotas, y si se desata la crisis antes de que vendan se convierten en los últimos idiotas.

-¿Cuánto tiempo hace que existen burbujas?

Kindleberger: -El primer caso registrado es el de los tulipanes, que ocurrió en Holanda entre 1634 y 1637, pero bien puede haber anteriores. También cabe mencionar la burbuja del Mar del Sur y la generada por el escocés John Law, en Luisiana.

-El cuento de los arenques sugiere que en una burbuja la evolución de las cotizaciones adquiere vida propia, pues se independiza del valor de sus fundamentos. ¿No hay aquí una pista para diferenciar una buena idea de un denominado "buzón"?

Richebacher: -Sí, aunque no siempre es fácil advertirla. El proyecto de Luisiana podría ser calificado de exageradamente optimista, no de delirante. ¿Cuánto delirio hubo inicialmente en la crisis de las hipotecas subprime ? Claro que con el diario del lunes?

-A comienzos del siglo XXI, el Bernard Madoff repitió lo que un siglo antes había hecho el italiano Carlo Ponzi: prometer altas tasas de interés para captar fondos que no financiaban inversiones que las hicieran pagables.

Kindleberger: -En ambos casos, con gran éxito durante algún tiempo y cárcel al final. Ponzi ofrecía monumentales tasas de interés para financiar un arbitraje basado en la fuerte diferencia de precio que diferentes países cobraban por el servicio de respuesta a la correspondencia internacional, que entre ellos intercambiaban "1 a 1". Lo de Madoff fue mucho más sutil y, por eso, perduró tanto tiempo, burlando no solamente a los reguladores sino también a banqueros, analistas, etcétera.

-Insisto: ¿por qué tanta gente se abalanza sobre ofrecimientos tan atractivos, a pesar de lo que ya está escrito en la historia?

Richebacher: -Porque creen que son más vivos que los vivos, y estos se aprovechan. Muchas personas reciben correos electrónicos enviados desde algún país africano, donde el remitente declara no poder sacar del país 30 millones de dólares, por lo que propone transferir los fondos a una cuenta en el extranjero y ofrece por el servicio 28 de los 30 millones. Increíblemente, algunos aceptan; son invitados a viajar al país, secuestrados y la familia termina pagando rescate. Mucho me temo que se estén incubando nuevos Madoff.

-Charles y Kurt, muchas gracias.



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