EE.UU. no puede o no quiere bajar el desempleo

Paul Krugman


The New York Times

La Nación-Domingo 17 de julio de 2011

NUEVA YORK.- Si se sintió shockeado por el informe de desempleo de Estados Unidos del 8 de julio, si pensó que íbamos bien y lo desmoralizó la mala noticia, no ha estado prestando atención. El hecho es que la economía de Estados Unidos ha quedado estancada por el último año y medio.


Y nuestro discurso ha quedado dominado por una pasividad destructiva. Si prende su TV, verá a algún comentarista con aire satisfecho declarando que no puede hacerse demasiado respecto de los problemas de corto plazo de la economía (recordatorio: este "corto plazo" ahora va por su cuarto año), que debemos concentrarnos en cambio en el largo plazo.

Esto es equivocado. Crear empleos en una economía deprimida es algo que el gobierno podría y debería estar haciendo. Hay inmensos obstáculos políticos para actuar, en particular que la Cámara baja está controlada por un partido que se beneficia de los problemas económicos. Pero la trabazón política no debe confundirse con la realidad económica.

No crear empleo es algo por lo que hemos optado, no algo inevitable y es una elección que se justifica con excusas cambiantes.

Excusa 1: a la vuelta de la esquina hay un arco iris en el cielo. ¿Recuerda los "brotes verdes"? ¿Recuerda el "verano de la recuperación"? Los funcionarios no dejan de asegurarnos que la economía se está recuperando. Estos autoengaños sobre la recuperación han sido una excusa para no hacer algo para solucionar la crisis del empleo.

Excusa 2: temor al mercado de bonos. Hace dos años, The Wall Street Journal declaró que las tasas de interés sobre la deuda de Estados Unidos se irían por las nubes a menos que Washington dejara de combatir la caída económica. Desde entonces los alertas sobre inminentes ataques de la "patota de los bonos" han sido utilizados para rechazar todo gasto en la creación de empleo.

Pero las reglas básicas de la economía indican que las tasas seguirán bajas mientras la economía esté deprimida y así ha sido. La tasa sobre los bonos a 10 años era de 3,7% cuando The Wall Street Journal dio ese alerta; al final de la semana pasada era de 3 por ciento.

¿Cómo han respondido los sospechosos de siempre? Inventando su propia realidad. La semana pasada, el diputado Paul Ryan, el hombre detrás del plan de los republicanos para desmantelar Medicare (el sistema estatal de salud para jubilados y pobres), declaró que debemos reducir el gasto para "quitar presión a las tasas"; supongo que se refiere a la misma presión que ha llevado a esas tasas a un nivel tan bajo que es casi un récord.

Excusa 3: es culpa de los trabajadores. El desempleo creció mucho durante la crisis financiera y sus postrimerías. Por lo que parece extraño sostener que el problema es de los trabajadores, que los millones de estadounidenses que tenían trabajo hace cuatro años, pero ahora no, no tienen las capacidades que la economía requiere.

Pero eso es lo que se escucha de muchos comentaristas hoy en día: el alto desempleo es "estructural", dicen, y requiere soluciones a largo plazo (lo que significa no hacer nada).

Si se tratara de que los trabajadores que tenemos no encajan con los que necesitamos, los trabajadores que tienen las capacidades necesarias y consiguen empleo, debieran estar recibiendo grandes aumentos salariales. No es así: los salarios promedio cayeron el mes pasado.

Excusa 4: tratamos de estimular la economía y no funcionó. Todos saben que el presidente Obama trató de estimular la economía con un gran aumento del gasto y eso no funcionó. Pero lo que todo el mundo sabe es equivocado.

¿Dónde están los grandes proyectos de obras públicas? ¿Dónde están los ejércitos de trabajadores estatales? Hay medio millón de empleados del Estado menos ahora que cuando asumió Obama.

¿Entonces qué pasó con el estímulo? Consistió de rebajas impositivas, no inversión. La mayor parte del resto consistió en ayuda a familias en problemas o en apoyo a gobiernos estaduales o municipales con déficit. Esta ayuda puede haber mitigado los efectos de la caída, pero no fue el tipo de programa de creación de empleo que pudimos y debimos haber tenido. Y no es que afirmamos ahora algo de lo que no alertamos antes: algunos dijimos desde el comienzo que la reducción de impuestos no sería efectiva y que el gasto propuesto era inadecuado.

No se ha hecho casi nada en otra área en la que el Estado podría haber ayudado mucho: el apoyo a los dueños de viviendas en problemas. El programa de ayuda hipotecaria de Obama no ha logrado nada: de los US$ 46.000 millones asignados a ayudar a familias a permanecer en sus casas se gastaron menos de 2000 millones.

No hay obstáculos reales que impidan actuar al gobierno: la "patota de los bonos" y el desempleo estructural sólo existen en la imaginación de los comentaristas. Si uno los escucha, uno pensaría que el problema es que "no podemos". Pero la realidad es que "no queremos".



2000
Son los millones de dólares que destinó el gobierno de Obama a evitar el desalojo de familias ahogadas por créditos hipotecarios. El plan preveía usar 46.000 millones.



El autor es Nobel de Economía y profesor de la Universidad de Princeton

Traducción de Gabriel Zadunaisky



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